Pudo ser una casualidad, pero yo nunca
he creído en ellas. Quizá se trató del destino, pero como no sé quién lo
escribe jamás podré darle las gracias. Hay caminos que en un determinado
momento se cruzan y deciden compartir el mismo paisaje, eso ocurrió con
nosotros. Nos cruzamos en una discusión en Twitter, no recuerdo sobre qué tema
pero sé perfectamente que yo terminé ganando, porque me gané su amistad, y el
primer paisaje que decidimos compartir fue una excursión por un otoño que nunca
olvidaré. Paseamos entre los recuerdos que nos traían las hojas mientras
suavemente caían coqueteando con aquellos tres tiempos en Fa Mayor del maestro
Vivaldi. Ambos sabíamos que las estaciones no son eternas, por eso no nos
sorprendió el invierno en el que reincidimos juntando nuestras sensaciones,
entremezclando nuestras frases para componer una fantasía cuyos pasos han
quedado marcados sobre la nieve de un itinerario que nuestra memoria conserva. Después,
como un brote primaveral con olor a tinta, floreció la idea de sincronizar
nuestras letras en un trayecto de largo recorrido.
Dos desconocidos, tan solo dos caras en
nuestro perfil de la red, dos contrapuestas trayectorias personales y
profesionales que, como el mar y la costa cuando se juntan, decidimos crear una
marea que, desde los primeros correos que intercambiamos, intuimos capaz de
arrastrarnos hasta esas aguas donde se confunden la fantasía y la realidad.
Tímidamente, al principio, fuimos construyendo un universo con escenarios
reales donde ir acomodando a unos personajes que en ocasiones se convirtieron
en nosotros mismos, en los que nunca fuimos o en los que jamás nos atrevimos a
ser.
Ambos contábamos con la experiencia de
haber escrito nuestra primera novela en solitario, pero cualquier similitud con
este proyecto se redujo a estar frente a un teclado y una pantalla. Sentamos
las bases iniciales y, a partir de ahí, como en la propia realidad fuimos
aprendiendo a sorprendernos. En poco tiempo fueron ellos, Marina y Tony —los
verdaderos protagonistas de esta obra—, quienes venciendo la timidez inicial
tomaron las riendas de sus azarosas vidas, cruzándose correos y mensajes en la
Red, ante los que nosotros, a veces con una sonrisa de complicidad, otras con
esa cara que se te pone cuando… ¡pero cómo me sale con estas!, íbamos
descubriendo que cuatro manos, sin duda, son mejores que dos; que uno propone y
el otro dispone; que dos autores, cuando la química literaria funciona, siempre
terminan sumando; y que la realidad compartiendo un proyecto nunca falla superando
a la ficción.
De la mano, hemos recorrido los
escenarios más singulares de París, Madrid, Barcelona, la Costa Brava o el
litoral vasco-francés. Hemos viajado hasta 1980, compartiendo recuerdos e
intimidades que ambos guardábamos en ese cajón de la memoria cuya llave es la
emoción de sabernos en las mismas calles sin saludarnos. Nuestros protagonistas
han ido atravesando esa barrera que impone el tiempo, hasta reencontrarse con
realidades tan diversas como la sociedad de 1995 o la actual. Un camino
sembrado de amores y desencuentros, de ilusiones y frustraciones, de complejas
intrigas que rodean el mundo del arte, de corrupción de la que la política
nunca está exenta, y un complejo entramado financiero en el que la distancia
entre la muerte y la supervivencia depende de burbujas tan volátiles como las
de una copa de champán.
En
“Mi Infierno eres tú” encontraréis a una estudiante madrileña cuya afición
por el teatro la llevará a las calles del barrio más bohemio del París de
1980. A un joven barcelonés intentando encontrarse a sí mismo entre los
pinceles de un taller de pintura de Montmartre. Allí comenzará una
apasionada relación en torno a cuyo frágil alambre irán construyendo sus
vidas por separado. Un andamiaje de mafias entrecruzadas en torno al tráfico de
importantes obras de arte, corrupciones políticas y fraudes inmobiliarios
que nos llevarán de la mano por un documentado espejo en el que están
reflejados más de treinta años de nuestra historia. Ambos personajes madurarán
ante nuestra mirada sin permitirles un momento de sosiego. La suerte, sus
decisiones y las complejas circunstancias que parecen atraer, mantendrán
en vilo el desenlace hasta la página final de la novela. Dos
vidas que, con una poderosa seducción, conforman un universo del que, como
nosotros mismos, lamentareis salir.
Marina Hidalgo y Tony Perelló, Milagros
del Corral y yo, junto a un heterogéneo repertorio de secundarios, hemos
convivido dentro de una aventura en la que os invitamos a descubrir dónde
termina la imaginación y comienza la realidad. Una novela en la que las emociones
han sustituido a la tinta y que, a pesar de la distancia que ha mediado entre
ambas soledades en cada escritorio, no ha impedido que trabajemos codo con codo
para ofreceros el relato de dos vidas que siempre debieron ser una.
“Tal
vez todos estemos condenados a arder en un infierno… —La miré fijamente antes
de marcharme—… y yo sea el tuyo.”
©
Oscar da Cunha
¡ Anda, Oscar qué sorpresa! Un libro a cuatro manos...te felicito porque de verdad me parece todo un desafío. Desde luego que tiene que haber muchísima sintonía. En literatura no suele ser frecuente. ¿ está ya a la venta?
ResponderEliminarHa sido un experiencia incomparable a realizarla en solitario, sobre todo partiendo de dos desconocidos como éramos Milagros de Corral y yo. Pero como ella bien definió lo importante ha sido la sinceridad y el respeto que hemos mantenido durante todo el proceso, además de la diversión que nunca ha faltado.
ResponderEliminarEn breves días estará disponible en librerías y las más importantes plataformas digitales.
Un abrazo, Begoña y gracias por el interés.