Ya de niño era
diferente, ni mejor ni peor, prudentemente no era capaz de comportarse como los
demás. Pese a su gran tamaño nunca aceptaba imponerse a los más débiles, pese a
su fuerza nunca hizo de ésta una barrera que le protegiese de las burlas de quienes
nos aprovechábamos de su inocencia. Era como nosotros cuando nos mirábamos al
espejo en la soledad de la noche, con el pijama de colorines y el miedo a mirar
debajo de la cama. En el fondo era como todos quisiéramos ser y nunca nos
atrevimos a serlo. Él no cazaba pajarillos, no dañaba los jardines ni les ataba
cuerdas con botes a los perros. Mientras todos avanzábamos de curso, él se
mantenía fiel a las asignaturas que año tras año insistió en repetir. Recuerdo
que, cuando a nosotros se nos iban las ganas detrás de las faldas plisadas de
todas las chicas del colegio vecino, él solo tenía ojos para sonreír a la
cálida mirada de su madre.
Como ocurre con
todas las biografías, los años pasaron, unos nos fuimos por ciencias, otros por
letras y él decidió seguir siendo un niño. El tiempo todo lo cura menos la
inocencia, mientras la vida nos fue cubriendo de responsabilidades él aprendió
a predecir los otoños y las primaveras. A muchos, los ciclos nos fueron
sorprendiendo con sus múltiples laberintos y alguno se quedó perdido sin llegar
jamás a encontrar la salida, él siempre caminó bajo la luz del
sol y, sin pretender llegar a ninguna parte, quizás esté más cerca de la verdad
que cualquiera de los que en su día fuimos sus desagradecidos compañeros.
Ya no es como
ayer, nadie le señala con el dedo, ninguno se atreve a sonreír a su espalda. A
veces, lo veo galanteando cariñosamente a una anciana a la que jamás dejará
abandonada. Otras, camina custodiado por el revoloteo de mil pajarillos y si te
acercas a él puedes saborear la paz que acompaña a la auténtica libertad. No,
ya no es como ayer, ahora todos lo respetamos. Él no ha cambiado, los demás,
por desgracia tampoco, pero a todos nos lleva muchos cursos de ventaja.
©Oscar da Cunha
7 de Octubre de 2013
Sabes, mientras lo leía me iba viniendo a la mente la imagen de mi hijo, Xavi...
ResponderEliminarParecía que ibas describiéndole poco a poco...
Es un niño encantador, ¡qué va a decir su madre!
Ojalá viva todos los días de su vida,
Es un deseo que hago extensible a tu persona, a tu Lu y a todo lo que te rodea.
Besosssss
Tuve la suerte de conocerlo someramente, aun así me pareció que estás configurando un ser especial. Fiel reflejo de los padres que tiene. Un fuerte abrazo para toda la familia.
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