Serás el peregrino que persigue la
bruma entre la que ella se dibuja sin oportunidad de abrazo. Siempre tras ese
velo embustero que es el humo de los sueños imposibles. Tu hogar.
Serás el pasajero de las promesas
por cumplir, las que no pudiste y se las llevó el tiempo que tenía su nombre
bordado y el tuyo oculto. Y te acompañará su ausencia, que es como la soledad
pero cuando rompe lo más profundo, y sólo rompe.
Temerás la noche porque intentarás que
las estrellas te cuenten. Y en ninguna ni en la siguiente encontrarás la
lamparita dentro de la que ella te iba dejando, uno a uno, ese pedacito de
plata grabada con su inimitable pasión, la que adornaba hasta el más pequeño de
sus pasos. Ya no habrá faros que te llamen a puerto sino los que buscarás en la
nostalgia.
Y temerás el alba porque ya no
traerá sus grandes aventuras: la caricia, el beso y un nuevo compromiso, el de
siempre, el que tú contestabas «yo también» pero amanecías donde vive el querer,
cuando se trasparentaba el día y guardabas el momento. Buscarás esos pliegues
de la mañana en los que ella escondía los minutos para hacer con ellos un lazo
y perfume de nomeolvides. No volverán y culparás al viento porque siempre llega
nuevo y no sabe de recuerdos. Maldecirás la lluvia por desear imitarte y al sol
por intentar parecerse a ella. Despreciarás la tierra por haberte robado una de
tus sombras y ya no pisarás otra que no sea destierro.
Recorrerás la playa y sólo verás
piedras donde ella descubría mapas, corazones y pequeños tesoros, figuritas que
la naturaleza esculpe en exclusiva para quien mira con ojos entregados al amor,
mensajes de la eternidad que ella convertía en iconos con los que adornar cada
uno de tus rincones. Marcapáginas de una niña que nunca quiso ser mayor y
construía un mundo a su medida con asiento para dos. Llenarás de arena tus
bolsillos para mirar al cielo y no querer subir, porque ella no entendía de
cielos si implicaban distancia.
Callejearás por la ciudad. Tras el
escaparate de las gemas seguirán el collar y la pulsera de cristales color
amapola, esa flor que no tiene fragancia y ella estaba comprometida a prestarle
la suya. No volverás a entrar porque ya no tendrás cuello que besar ni mano que
te guíe. Cruzarás calles por donde está indicado y es absurdo, porque para
caminos entre los escondrijos con duende y memoria ella pintaba su propia
vereda. Hablarás con los necesitados para te cuenten de su generosidad, y con
los afligidos del consuelo que tenía para cada tristeza. También con el anciano
del puente, y que su saxo siga prolongando hasta el infinito esa versión de
Flor de Luna que ella siempre le pedía que mantuviese mientras terminaba de
cruzar de orilla y se despedía con una sonrisa.
Serás el sonámbulo de la casa. Pasarás
junto a la mesa donde esperará su tacita de té, la mellada, la que necesitaba
más aprecio y ella le regalaba sus labios en cada merienda, aunque la hora se
hubiese ido. Junto al viejo gato, senil y sordo, al que acariciaba y le contaba
el día, porque sólo ella, con su voz de atravesar sorderas y recuperar edades,
conseguía devolverle las ganas de permanecer. Verás sobre el tocador sus
herramientas de mujer, las de día y las otras, las que utilizaba para conseguir
que en tus noches oscuras sobre la marea de abajo hubiera un intenso reflejo.
Acariciarás su frasco de perfume pero no lo abrirás, ya nunca alcanzará ese toque
perfecto y embriagador que conquistaba al confundirse con el aroma de su piel.
Verás languidecer, porque añoran la sinceridad
de sus cuidados, a las flores de la terraza y a las que esperan en el jardín.
Geranios, azaleas, alegrías y pensamientos, hortensias y calas, ciclámenes y
los demás. Y olerá a tristeza el jazmín, desconsolado por recordarla cuando a
cada una le dedicaba un poquito de su armonía exuberante, y a veces a todas al
mismo tiempo.
Te escucharás decir que tus certezas
ya no son más que un viejo muro lleno de grietas, insostenible sin su
presencia, incomprensible sin su inteligencia. Y explorarás caminos como si
hubiera algún mundo perdido en el que poder librarte del tiempo y de sus
estragos. No lo encontrarás, no tienes su talento. Es fácil jugar con la
ficción, pero en lo de retarse de a frente con las realidades ella siempre
estaba en campaña. Nunca, nada contuvo su caudal de valor y sinceridad ante el
que a las adversidades se les caía la máscara para convertirse en anécdotas. Y
te conmoverás cuando alguna vez la recuerdes dudar, porque sólo fueron ciertos
pasos atrás para, con el orgullo guardado bajo llave, tender su mano y no
perderte.
Decía Pessoa que los campos
son más verdes en el decirlos que en su verdor, pero tú tuviste
más suerte por palpitar en un campo que Pessoa nunca llegó a suponer. No
servirán semblanzas, nada consolarán los adjetivos, y el recuerdo y la palabra
dolerán siempre por incompletos. Pasarás a ser el caminante silencioso, el
solitario afortunado cuya alma ya descansa en el paraíso que supuso ser vida en
una compañera inigualable.
Pero todo eso ocurrirá cuando pierdas
tu nombre, y junto con tu nombre desaparezcan las claves del secreto. Ella te
demostró que las promesas son el canto de la lealtad cuando está determinada a
trascender.
Te espero esta noche, mi amor.
Oscar
Caminarás porque aún con sus días grises es bella y siempre nos da un motivo para esbozar una sonrisa.
ResponderEliminarAbrazos
Caminarás porque no podrás olvidar el amor de tu compañera de vida. Caminarás porque la vida sigue siempre, y porque sabes que ella así lo hubiera querido y tú nunca le vas a fallar. Animo, querido Oscar, y un fuerte abrazo con mi invariable amistad.
ResponderEliminarCaminarás aunque te falte tu comtpañera de toda la vida. Caminarás porque la vida sigue y sabes que eso es lo que ella hubiera esperado de ti, y tu nunca le vas a fallar.. Animo, querido Oscar. Un fuerte abrazo con mi cariño de siempre.
ResponderEliminarBenditas palabras. Agarraderos del alma en trance de disolverse de pura pena...Vas recogiendo las miguitas de su presencia y cada una es una lanzada y un homenaje. Un gritarle a la muerte que no tiene la última palabra. Ya lo dijo Petrarca “in vita, in morte” Siempre!!
ResponderEliminarMe gustaría caminar un rato contigo...